Decías

Esa palabra que se escucha retumbar
cabía en la frase que siempre decías
y que seguro ahora no recordarás
pero decías, siempre decías y lo repetías.

Fue una pirueta extraña y no pude entender
como pasaste del presente al pasado
yo te esperé en el mañana hasta ayer
ya me cansé de tanto estar sentado.

Y aunque nunca llegues,
yo estaré esperando el día
en que al fin recuerdes
que lo decías, siempre decías...

Las calles

Las calles se parecen
cuando se vuelven a caminar
la gente es diferente
a como era un tiempo atrás

Yo siento que respiro
un cerrojo de calor
las calles se hacen largas
y no hago tiempo de pensar

Camino y me pregunto ¿adonde te veré?
si en una sonrisa de ahora o en las lágrimas de ayer
tu mirada esperanzada se dibuja otra vez
al final del recorrido de la senda peatonal

Cuando el tiempo se detiene
ya la gente no está más
somos dos y nos miramos
sin decirnos nada ya
uno espera ser abrazado
y el otro quiere abrazar

Lo

Lo previsto era lo correcto. Lo correcto era lo deseado. Lo deseado era lo imposible. Lo imposible era lo perdido. Lo perdido era lo probado. Lo probado era lo precioso. Lo precioso era lo lejano. Lo lejano era lo ansiado. Lo ansiado era lo incurable. Lo incurable era lo añorado. Lo añorado era lo injusto. Lo injusto era lo amado. Lo amado era lo pequeño. Lo pequeño era lo risueño. Lo risueño era lo difícil. Lo difícil era lo olvidado. Lo olvidado era lo concreto. Lo concreto era lo apacible. Lo apacible era lo abrazado. Lo abrazado era lo robado. Lo robado era lo llorado. Lo llorado era lo dolido. Lo dolido era lo soñado. Lo soñado era lo sufrido. Lo sufrido era lo previsto...

Cicatriz

Más, yo quiero más

nunca pensé que iba a ser así

y todos dicen que es mejor la cicatriz

que la herida o el dolor en mi

pero nunca pensé que iba a ser así.

Vencer el tiempo y el espacio

las demoras y la espera

y lo que duele no está en el corazón.

Más yo quiero más

porque aún no sé si es lo que se fue

lo que esperaba que llegara a mi

Todos dicen que es mejor la cicatriz...

Otro sueño

Intentaba argumentar mi posición con tus palabras, las que habías pronunciado presa de no sé bien qué clase de pasión, o confusión.
La habitación en donde estábamos no me era del todo familiar, pero había cosas que me daban la impresión de haber estado antes ahí, pero nunca con vos. No existen muchos lugares donde hayamos estados juntos, ni separados.
Por un instante dudé si eramos nosotros, pero vi que en tu hombro desnudo había pecas y que en mis ojos había obsesión, ganas de explotar o de morir y matar.
Charlábamos en un idioma que nosotros entendíamos y los demás no. Creo haber percibido fastidio en los otros y alguien dijo "siempre volvemos al mismo lugar con estos dos" o me lo dije yo en mi cabeza, tal vez.
Cuando todos se fueron nosotros nos fuimos, pero no nos fuimos juntos y sin embargo siempre estábamos uno al lado del otro.
En la puerta nos miramos, y ya supe que eramos nosotros... tus ojos me miraban con ternura y yo ya no tenía miedo.

El quid

Yo quería, obsesionado, cambiar la imagen que ella tenía de mi para que me quisiera. Pero el problema era la imagen que yo tenía de ella, ese era el quid, la razón de mi locura.