Las cenizas malvadas
conspiran contra nuestro
pequeño despertar
es un desliz inquieto
el corazón desierto
palpita sin cesar.
Las cenizas malditas
cubren de gris este sillón
donde sentamos
los silencios y el color
el instante y el eterno
el otoño y el invierno...
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no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo