Las mascotas, plácidas, no alteraban el compás y la alegría era. El amanecer era tan grato como el anochecer y más. Las ofrendas se intercambiaban y cada cual recibía lo que le faltaba y al otro le sobraba, y viceversa. La luna salía de noche, la noche cuidaba a la luna. El sol abrigaba y abrazaba, y abrasaba a veces.
Un lugar lejano se vistió de cierto desierto y la sed es la sed y el agua es dulce y se puede surcar.
Si todo esto fue real o lo soñé, no lo sé pero al despertar mi puño estaba vacío, y la arena del reloj del tiempo de mi vida se había escurrido entre mis dedos y alguien, extraño a nosotros, sacudió las sábanas mientras yo dormía y no desperté.
pura belleza despilfarrada en tantas letras hechas palabras, frases y tal vez algun dia canciones (cantadas por otros?).
ResponderEliminarme gusto "la alegría era". punto aparte.
cuanta belleza.
la melancolía inspira como la mierda.
extraño esa mierda.
hermoso todo lo que acabo de leer.
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