diciembre 22, 2011

El intruso de los sueños

Me escabullí en puntas de pies, mientras dormías, con mis pinceles y pese a que no se pintar dibujé un paisaje que parecía real. Nos sentamos, como nos sentamos muchas veces, un poco frente a frente, otro rato uno al lado del otro. No hacía frío y no hacía calor, no era como otras veces pero el cielo sí era azul, sin nubes.
Hablamos, mucho, como siempre, yo empecé y vos te animaste luego, yo callé satisfecho, disfrutando cada palabra que me trae algo nuevo, algo que nunca voy a olvidar, al menos en los próximos cinco minutos. Durante los próximos cinco años recordaré el sonido del pájaro que cantaba, el aroma del césped y el color del mar... y con qué mano peiné tu pelo.
Una mueca tuya, una sonrisa mía, un poco de sol en las mejillas, yo que vuelvo a reír, vos que mirás el horizonte, con la mirada extraviada en silencio, yo te vuelvo a observar, no doy crédito a mis ojos a veces, y pienso en las vueltas del destino.

Cuando de a poco el sol se retira, me doy cuenta que se corre la pintura con la que pinté este cuadro inolvidable, de a poco se borra el cielo y el verde del lugar... aparece el cielo oscuro y las estrellas, el canto de los pájaros se desvanece, ya no es de día en este lugar. Ni siquiera es ese lugar, ahora es solo una habitación a oscuras, en silencio y con el leve compás de tu respiración. Yo junto mis cosas y me voy, de nuevo en puntas de pies. Te dejo seguir durmiendo y abandono el sueño tuyo en el que me metí sin que te dieras cuenta.
Te dejé una nota debajo de la almohada, porque mañana no vas a recordar que soñaste conmigo.

1 comentario:

  1. Quién no soñara
    con soñar
    una nota debajo de la almohada
    Y dejar la puerta
    abierta
    del sueño inacabado
    esperando que cierre
    el círculo
    esa otra presencia
    que tanto anhelamos
    nos complete

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