Si toda el agua del mundo cayera sobre nuestras cabezas, tal vez, quizás, en una de esas, estos días no queden naúfragos en esta especie de Oceáno que es la memoria (y el olvido una tormenta).
Si toda el agua del mundo cayera sobre nuestros cuerpos y aún así no se ahogan nuestras risas podríamos seguir adelante en esta ruta, atravesando el cielo entre montañas o bajando en la más profunda oscuridad.
Si toda el agua del mundo cayera sobre la tierra y encontraramos en dónde refugiar nuestro abrazo eterno, podrías apoyar tu cara sobre mi pecho, yo la mía en tu cabeza, hablarte bajito, oler nuevamente tu perfume, dejarte tiritar y recorrer con mis manos tu espalda... hasta que de tanto silencio y cariño... notemos que aún no ha caído toda el agua de mundo, en estos sueños.
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no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo