Incluso cuando toda la buena voluntad pudiera ponerse sobre la mesa, dibujando una sonrisa en tu rostro lleno de muecas extrañas, para poder contagiar en ese rostro opuesto pero que no está en el espejo y al que extrañás que exista y que sonría, que te mire y que te quiera ver.
En el preciso momento en el que pensás comprender que es mejor así y que es mejor ser paciente, acompañar y querer, contener y querer, apoyar y querer, no cuestionar y dejarlo ser.
Aún en el momento preciso que pensás que todo es la verdad y que el tiempo pone las cosas en su lugar, y que ya dijiste todo lo que tenías que decir, que esperabas una frase colmada de verdad y no una palabra que se borre como en la arena cuando bajan las olas del mar.
Hasta cuando postergás lo que sentís por algo que también sentís y te llena de fe, pensando en que no hay otra mejor decisión...
Después de todo eso, aparece esta noche que se cae a pedazos, en el que te duele el pecho y te tiemblan las manos, en la que pensás que no vas a poder dormir otra vez... en la que no das crédito a lo que traen tus ojos... en la que no entendés por qué... no sabés por qué... tiene que ser así.
me siento tan identificada con todo lo escribis.
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