julio 09, 2013

Nubes

Completamente al tanto de estar en ese preciso momento entre las nubes movía mis brazos intentando disipar esa borrosa visión y poder ver con claridad el mundo, ese mundo, el de la realidad.
Hice un pequeño repaso de los pasos que acaso me habían traído a este lugar que huele a hermosura y a finita seguridad. Pude recordar todos los tropiezos y los rasguños de mi piel para así darles el valor que se merecen por traerme hasta aquí, nuevamente. 
Había comprendido el valor de las decisiones y aunque siempre estamos sujetos a la mirada de los demás recordé que tus ojos también son de un demás así como los ojos que me miran del otro lado del espejo. Solté el lazo que me ata y me dije a mi mismo que no importaba ya qué ni cómo pero si el por qué. Y entonces nuevamente vi el camino de un lado y del otro, de izquierda y derecha, ese camino que termina en una puerta que sale y entra de las nubes, en el que sin importar tal vez nada más del mundo... están tus ojos y tu sonrisa, reflejando a la mía... a cada segundo, a cada tropiezo. En estas nubes.

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