Entre todas estas miradas cansadas y los bostezos, en esta vida que entre madrugadas y caminatas nos ponen cabeza abajo según dicen los demás pero que en realidad es un espejo que invierte la imagen vertical, sopla ese viento que nos refresca la piel al rojo vivo, dorada, por la gracia de los rayos del sol y la arena más blanca que la yema de tus dedos... y el agua más transparente que mis palabras de amor... en esa quietud de las estrellas oceánicas, una constelación dibuja tu cara y solo con cerrar los ojos podemos ver que la paz proyecta una película en este lagocine, nochecine, cine virtual...
Mientras las aves que en nuestro allá no habitan, rodean mi cuerpo sentado en esta latitud, pienso que todas estas palabras habitan en mi cabeza y corazón, pero no están en una postal. Ni una postal...
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no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo