abril 22, 2011

Ida y vuelta

Desde tu mirada hasta la punta de tus pies hay un camino que anhelo seguir. Las dos lunas de tu rostro, impasibles, parpadeantes, ojos que cautivan y que cubres cuando quieres cubrir. Tu boca es el comienzo y el final del infierno (o del cielo si lo miro en el espejo) que encubre tu voz que calma mis deseos (cuando habla, pero cuando calla y besa).

En tu pecho se dibuja una constelación de sueños que acompañan el candor de tu vientre, en donde el ombligo sonríe y también se asombra. Como un pionero recorrí el camino hasta tus rodillas y me detuve a descansar y a recuperar fuerzas.

La punta de tus pies tienen un cartel que hace realidad los deseos... y las instrucciones para retornar.

1 comentario:

  1. ¿Y si no se quiere retornar?
    ¿No hay instrucciones para quedarse?

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