Es, a veces, esa extraña fascinación, algo que me recuerda a mi mismo mirando las paletas del ventilador y pensando firmemente en la travesura de meter los dedos. Esa sensación de vértigo que hace que uno le tema al precipicio y sin embargo estar tentado de acercarse y saltar.
Y es como cuando miro por la ventana y sonrío porque pienso que las cosas pasan y respiro. O cuando escucho una canción y si cierro los ojos, siento brisa o humedad o imagino que huelo lo que olía.
Es todas las lágrimas que se juntan en los ojos cuando pienso en algo que quiero, que amo y sonrío, conmovido. Son los aplausos de ayer retumbando en el oído, sentir ese calor.
Es toda la alegría que siento cuando quiero a alguien, me cala los huesos... la alegría. Es el tiempo vivido y el tiempo soñado.
Es la tormenta que está asomando ahora mismo detrás de esos árboles, y las ganas de llover también. Es esperar el rayo, luego de escuchar el trueno.
Son todas estas horas, mierda.