abril 20, 2012

Columpios

Una especie de columpio incesante con un yunque haciendo equilibrio sobre su ir y venir. Atado de pies y manos bajo el devenir de su vaivén me veo reflejado en su reflejo de pronto desenlace.
Cierta suerte de puño apretado con unas frágiles virutas de cristal que aprieto para no perder pero que astillo con mi fuerza (de voluntad, de espíritu o mi fuerte imbecilidad). Abro la mano y las suelto y se confunden con el piso que es de plata y resbaloso, pierdo el equilibrio y caigo de espaldas mirando nuevamente hacia arriba y no es un columpio sino dos, yo sigo atado de pies y mano, alguna mágica razón debe haber, magia negra.
Corro por un corredor, soy un corredor de a pie, no detengo mi marcha y cuando abro la última puerta, el abismo, miro hacia atrás y me pasé de largo... ahí estabas, presagio, avisándome que no siguiera que allá está el fin.
Cuando miro el abismo miro hacia abajo y veo ya tres columpios y debajo veo mis ojos enjugados esperando el golpe, el impacto, como quién se prepara para lo que es evidente. Entonces cierro los ojos e imagino que vuelo, y puedo descolgar el columpio pero no entiendo que el yunque pesa más que mis propias fuerzas (la de voluntad y la de espíritu, nada es mas fuerte que mi idiotez) es decir, entiendo mi debilidad, mi flaqueza...

Atajo un cuarto columpio y deposito ahí el yunque, ya son cuatro y la soga que ata mis pies y mis manos me tira hacia abajo y veo el yunque vacilar en los cuatro columpios. El desenlace se acerca lentamente, al revés que yo...

Un quinto columpio aparece de la nada y choca uno a uno los otros cuatros derribando finalmente los yunques que empiezan a caer. Cierro los ojos, atado de pies y manos, boca arriba... aprieto fuerte los puños, siento las virutas de cristal que nunca han desaparecido de mis manos...

Escucho el estrépito de los yunques en el piso, ninguno me alcanzó... abro los ojos, ya tengo las manos libres, las antes virutas de cristal son ahora arenilla... mi camisa blanca tiene marcas de sangre, que caen de mi labio, tanta fuerza hice, tan fuerte mordí... que me lastimé a mi mismo.. y llevo las pruebas sobre mi...

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