Siempre habrá tiempo para dormir una vez fuera de ese sueño. Es como salir al balcón, al patio o a la puerta de casa y encontrar que una flor se murió o una planta se secó, un irreversible momento, el mismo al ver partirse en mil pedazos una copa de cristal o un plato de cerámica, o el espejo de la maldición... irremediables.
El momento de dejar caer la carta en el buzón o cuando ya el señor de la oficina postal la guardó y no nos la va a devolver, es el hecho consumado e imposible de revertir, la carta viaja hasta llegar allá. Aunque una vez logró hacer cierta tu voz, y algo inédito.
A veces descubrir que la frase que recién termino de pergeniar no provocará esa sonrisa, esa risa, esa mirada, que no está nunca junto a otros y que solo está en la intimidad, en la soledad, en la tranquilidad, en el sereno respirar, en uno o en otro lugar, en una u otra estación, en mangas cortas o largas, al aire libre o en una habitación, de derecha a izquierda o de arriba a abajo, de frente o en una ele, si querés... en un sitio que solo nosotros conocemos y al que solo nosotros podemos entrar y que no siempre ha tenido la misma efectividad... pero que está ahí para encontrarnos... hasta que se genere un sueño nuevo, en donde para hacerte sonreír me baste con querer.
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