De todas las sonrisas, esa está guardada en mi corazón arcón de recuerdos. Tus dedos que peinan tus pestañas que protegen tus ojos hasta de mis dedos peligrosos. Uno de ellos descubre una pestaña que cayó y la rescata, pronto el impulso del aire de tu boca la hará volar. Pero ninguno de los dos pide un deseo. Yo los he pedido sin pestañas, aún no se cumplen.
Hombro con hombro sentados exhaustos, cansados, dormibundos... tu perfume intacto en mi nariz inquieta, el extraño silencio de un lugar tan ruidoso, siento la paz llegar a mi cuerpo y de golpe todas las horas ya están pasando, no falta mucho para que te vayas y yo lo voy a intentar todo para que pase mucho tiempo más... en ese lapso logro más risas y sonrisas tuyas y hasta yo me río. Mi cabeza choca contra un vidrio, vos te reís mucho, yo no quiero hacerlo pero que rías me hace reír, es una cadena imposible de romper...
Como en casi todos los sueños hace frío y medimos la temperatura de nuestras manos, que encajan perfectas, tan distintas, tan opuestas, como los polos... Mis manos debajo de mis brazos cruzados no sirven para nada, nunca...
Finalmente, se termina este pedacito de sueño y en el filo de la despedida, se encuentran nuestros labios, vos tenés que irte y yo me quedo, me quedo mirando, como siempre, y cómo te das vuelta para mirarme por última vez. O hasta la próxima...
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