Una extraña variante en el trayecto: el que siempre iba estaba volviendo, la que siempre viajaba en las alturas ahora veía el camino ahí nomás, cosas nuevas a la vista, las voces de siempre... y, claro, el perfume.
La rígidez de las últimas veces estaba en ambos, un desafío pronto a vencer, tanta gente alrededor y vos un rato en mi mundo... el más relajado de mis mundos, el espontáneo... rodeados de todos, de esos y de los otros. Un largo camino y una rápida partida.
La oscuridad parece un aliado, no hay nada que ver adelante solo el horizonte constante, alguna que otra luz y la obligación de vencer al cansancio, no dormir.
Una frase se suelta hacia ahí, otra viene hacia acá... estamos charlando acerca de una pesadilla, estamos hablando de cosas nuevas, viejas, tuyas, mías, de los dos, de ninguno. Estamos hablando. Se está pareciendo a algo familiar y tan querido. Yo ya no te pregunto tanto, no hace falta: vos ya me contás... poco a poco se aflojan las cosas y empezás a ver cosas que no habías visto antes en este lugar...
Hacés un comentario sobre la ciudad y a mi me extraña, pregunto de dónde sacaste eso. Decís que te lo dije yo y te dejo mentir... no tiene importancia, hoy no, hice un pacto conmigo mismo. Si parece que cambié me propongo parecerme a mi mejor versión...
Cuando llega el amanecer al otro día, toda la lluvia se fue, se escuchan pájaros y tu respiración dormilona. Yo no estoy inquieto, otra vez el pacto...
Cuando finalmente estamos de pie, sentados frente a frente, ya parecemos ser nosotros... un parque lo va a confirmar, unas cuantas sonrisas también, tus ojos brillan como antes, yo sonrío como siempre (con vos) y el tiempo pasa tranquilo, sin apuro, con el descanso en nuestros seres, reencontrandonos en un abrazo, con un abrazo, por un abrazo... vos necesitabas uno, yo te di cien... me guardo un poco de vos en el pecho, para los días que vengan... recordando este día en el que me reencontré con el sueño que me hace feliz... y en que intentamos curar un poco las marcas de tu pesadilla...