Cuando tomamos ese camino juntos, uno al lado del otro, de la mano o no, pero siempre en mutua compañía, ninguno sabe hasta donde podríamos llegar. Se trata de un camino muy largo del que no se ve el fin y en el que a veces llevamos el mismo paso, a veces no, a veces uno se detiene a atarse los cordones y el otro se adelanta, de golpe el rezagado corre y alcanza al otro pero este a veces corre más rápido y se vuelve todo una carrera y a veces una persecución.
En este camino, todos los climas existieron inclusive un temporal y un abrazo estival del Sol un compañero ocasional, no tan frecuente como la Luna y las estrellas. El camino no siempre fue igual, a veces sobre césped, alguna vez sobre la arena... fue cuesta arriba, fue en bajada... fue un camino en círculos, en una noche, en una plaza, un círculo que no paramos de trazar con nuestros pasos mientras duró la sed.
Un camino con piedras, piedras en el camino, piedras en el zapato y piedras preciosas en tu mirada, la fuente de toda la luz en este camino nocturno.
Es un camino señalizado, conocido, cotidiano y pese a eso muchas veces no podemos esquivar los obstáculos, como los pozos del camino, del ánimo, del corazón... y a veces cuando uno cae en un pozo, el otro lo rescata y ya no son obstáculos sino accidentes que nos encuentran.
Es un camino para caminar hasta el cansancio y en el cansancio decidirse a descansar sobre el pasto a mirar el sol o cerrar los ojos y escuchar el mundo dejarnos a solas. En el camino está toda la respiración y aunque a veces parece una prisión, en ese camino dormimos uno al lado del otro, uno cerca del otro. En ese camino tomamos las mejores y las peores decisiones, es un camino donde estamos solos y que tomamos juntos. Donde todo el mundo nos ve y nadie nos detiene. Un camino donde nadie nos molesta, un camino donde nadie nos apura, donde todo el mundo nos ve y sonríe... viéndonos caminar, por el camino de los sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo