diciembre 31, 2012

2012

Mientras la última hoja de este calendario espera caer al suelo y dejar de ser hoy para ser ayer por siempre una gris postal le pone techo a esta tarde estival. En el fin de este año las hojas del árbol se hamacan indecisas hacia arriba y hacia abajo pero mañana aún existirán. Como todo, mañana.
El último quiebre de año, del año pasado, trajo el refresco inmenso, inolvidable, perfecto. No podía saber en ese momento de que lado del calendario quedaría, tenía un pie en cada año, un pie en cada mundo, un pie en cada sueño y el corazón en un solo lugar..

Lo que a frío nace a calor muere, justifica un refrán que solo yo conozco... pero lo cierto es que estaba todo listo acá, en mí, preparado para desbordar felicidad. Inmensamente algo comienza con la mayor tristeza y luego se va poblando de alegrías hasta rozar la felicidad. Ingratamente bajamos por el tobogán de la felicidad hasta el suelo de la incierta inexplicable desazón...

Pasó por mi cuerpo la culpa de haber sido tan feliz a costa de la felicidad ajena... Todos los eventos que borraron las risas de los seres queridos quedarán encerraros en un año maldito, maldicho, malllegado, bienido. Todos los problemas que nacieron en este quedarán en este, juramos. Y seguiremos unidos.

Pero si en el mapa de este año hubieran existido todas las curvas que tomé en contramano, los semáforos que nunca advertí y el puente que nunca encontré tal vez no hubiera querido pasar de largo a tus ojos.
Si en los meses pares encontré la mirada que había perdido y en los impares tuve que esforzarme más, en las mañanas ya no tuve tanto sueño y a cambio resigné felicidad...
En algún punto de este año un abrazo fue tan necesario como correspondido y y mil abrazos fueron imposibles y más de una vez el miedo a lo conocido le ganó a todo lo demás. Los medios no justificaron los fines y si los finales.

Parado en el primer día de Enero, me había propuesto no cambiar Julio, revivir Agosto, mejorar Septiembre, apostar por el mismo Octubre, llenar Noviembre de las risas cercanas y volver en Diciembre a refrescar el alma. Esperaba un Febrero inolvidable, un Marzo de la mano, un Abril de festejo codo a codo, un Mayo de inmensa paz, un Junio al refugio del frío en los abrazos y muchos pero muchos días más de eterna serenidad... y con tu voz presente todos los días, la voz que extraño.

Tenía en mi agenda infinidad de canciones y una misión inclaudicable: creer en que es cierto, creer en la verdad, del corazón.




2 comentarios:

  1. ...de la mano, ...de festejo codo a codo, ...al refugio del frío en los abrazos...: qué lindo :-) ...también esperaba meses así...

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no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo