enero 06, 2013

Un mensaje

A cuentagotas se iba terminando el último día del año que había comenzado en una infernal mañana que llenaba los cuerpos de sudor. Las calles vacías de gente ocupada, preocupada, el fin del fin estaba aquí y en muchos otros lados donde también habita gente despreocupada. 
Una sensación de apatía, de cierto aburrimiento, con rastros de innecesaria ansiedad y desagradable resignación. 
El día se fue, como se van todos pero en él todo el mes y todo el año,  llevándose todo. Mientras algo se va a cuentagotas, algo llega de golpe, súbitamente, como el viento que se lleva todo, todo lo que está en la mesa, como si limpiara, como si quisiera limpiarnos de algo...
Yo estuve triste, esta noche diferente, tan vacía de gente, tan lejana de los afectos, una mesa pequeña, una charla normal... y de golpe además de la tristeza, tengo frío, y la Guerra y la Paz se hacen eternas en esta mesa y junto mis cosas y me voy, acá nomas  tan temprano... me acuerdo de mi abuelo que en Navidad brindaba y se iba a dormir, tan solo, tan lejos...
Me quito la ropa, acá adentro hace calor, me sirvo un vaso de agua y dos hielos mientras rechazo una invitación que ya había rechazado varias veces. Y me encuentro con un mensaje impredecible que me saca una sonrisa, la primera de este año, que tal vez sea un buen año para quienes nunca dejamos de querer, nunca dejamos de creer y nunca dejamos de soñar un sueño.

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