Podría llamarse un dejo de desilusión
un dejo que dejó el desencuentro
entre un muerto y un retoño
que era el fruto del invierno,
invierno, otoño
y qué más da...
Podía entenderse como el último
momento de pasión
sin compasión arrojado al fuego
un juego que valió todas las sonrisas
algo que nunca nadie se animó
a colgarle una etiqueta...
Nadie de ellos dos,
por supuesto
solo de ellos dos.
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