julio 15, 2013

Difícil

Era difícil hacerle entender a la memoria que lo importante no era recordar el calendario y el cronograma y saber que ya habían pasado diez años, o siete meses, o cinco semanas, o veinte días, o veinticuatro horas, o cuarenta minutos o dos trenes.
Complicado justificar que el amor no estaba solamente en nuestros cuerpos ni en las palabras ni el miedo en los ojos o entre las sábanas... y que decir te amo es mucho más que la verdad o el intento más difícil de intentar mirando a los ojos. Y que el interés mayor en la presencia es no sentir esa ausencia insoportable que acompañó lo que la memoria no olvida del calendario y que la derrota mayor de esta forma de vivir y de sentir es ver a las agujas del reloj vencer al cronograma en estos días invernales breves, inciertos.
Imposible argumentar que llorar en sueños es algo impredecible pero que si tuviéramos la chance siempre querríamos dormir y revertir ese sueño para vencerlo...
Contra todas estas dificultades tengo tus brazos alrededor de mi cuello, las palmas de tus manos en mi cabeza, tu cuerpo sobre mis piernas y tu boca sobre mi boca... y tal vez lo más difícil de entender era que no estábamos curándonos de nada sino intentando no volvernos a enfermar...

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