diciembre 29, 2011

P.N.

Pequeña niña luz
tu voz puede más que el café
tus ojos son tuyos, ya lo sé
y me despierto en las mañanas
dando vueltas en mi cama
pequeña niña luz

Y no sabés de mi
lo que yo no sé de vos
voy a caminar entre mis cartas
buscando un lugar
donde sentar mi voz.

Preciosa niña Sol
mi luz no tiene donde ser
y la risa es lo que te puede ver
siempre que me acuesto te saludo
y hoy el tiempo me hace nudos
preciosa niña sol.

No sabés cuánto temí
que me olvides de tu voz
y siga releyendo cartas
buscando no dejarme olvidar...

diciembre 24, 2011

Joaquín

Hace 10 años escribí este cuento sobre el nacimiento de mi primito. Hoy 24/12/11 me contó que su mamá se lo hizo leer y está recontento... Que lindo regalo de Navidad.

"La cara de Joaquín esboza la enésima mueca de la tarde y todas sus madres se alborotan, también, por enésima vez, festejando el suceso. Está claro, no todas ellas son su madre, pero todas actúan como tal.

Todos esperan impacientes su turno. El momento de tenerlo en sus brazos, para transformar palabras en balbuceos y sonidos agudos e incoherentes que él no entiende, pero que parece disfrutar.

Tiene dos meses y, sin embargo, ya ha desarrollado una notable capacidad para mutar su rostro, mover sus manitos y emitir sonidos que arrancan suspiros, festejos, sonrisas y comentarios por doquier.

Su madre, la mayor de mis primas, intenta esconder su evidente devoción por la criatura, así como demostrar que sabe todo lo que tiene que saber acerca de su cuidado. No deja, ni un segundo, de dar a los demás instrucciones acerca de cómo sostenerlo, hablarle y brinda datos precisos sobre las cosas que lo hacen reír y, en el peor de los casos, dejar de llorar.

Su padre, por su parte, no tiene ojos para nada, ni nadie, más. Es en vano pretender conversar con él acerca de otros temas. Se dedica, simplemente, a observarlo. Sonríe como no pudiendo creer que ese niño fue obra de su creación; como no pudiendo creerse coautor de semejante belleza. Parece que, a cada instante, imaginara, o recordara mejor dicho, todos los planes que tiene para él. Será de Boca, está claro, siempre y cuando no se le adelante el bisabuelo.

El bisabuelo no es más ni menos que mi abuelo, que lleva, aún, encima la cuenta pendiente de no haber logrado que ninguno de sus nietos se hiciera hincha de su amado rojinegro. Esto, quizás, se lo deba yo, pero de todas formas es anecdótico.

El presente encuentra a este joven bisabuelo de apenas setenta años, ostentando a su bisnieto, una nueva generación que se agrega a la familia que iniciara, hace ya tiempo, con mi abuela... nuestra recordada y amada abuela.

Decía mi abuelo disfruta de Joaquín, tal como lo hiciera con sus, anteriores, cinco nietos, y ¿quién podría cuestionarle que se dedique aún más?. Tal demostración no es un detalle menor si tenemos en cuenta que “el Nono” inspira más que respeto con su carácter y su estampa adustos, razón suficiente como para que algunos de sus nietos e hijos, aún hoy, no lo tutee y otros no fumemos en su presencia. Todo ese respeto inspira mi abuelo.

Y ahí está el Nono jugando con su bisnieto, y jurando que Joaquín le habló cuando todo lo que hizo fue una cara de sorpresa, seguida de un “ajó”, cuando el Nono transformó su voz en un chillido. ¿Pensará Joaquín que ha conquistado a ese “señor de bigotes grises” que todo el mundo respeta? Seguramente lo piensa y no está tan errado. Este niño es el desenfado hecho personita. Ha llegado en el momento oportuno para iluminar los rostros, eventos, charlas y hogares cuando entra en su cochecito, como si fuera un rey paseando en su litera.

Su abuela, una de mis tías, insiste a cada segundo que “el nene está desabrigado” y otras cuestiones que pareciera que la mujer recibe junto con el diploma de abuela. Por supuesto que estas cosas terminan por agotar a la madre de Joaquín, quien decide, por fin, darle por las siguientes dos horas el cuidado del niño a la preocupada abuela, total ella lo tiene para sí el resto del día de acá para siempre...

La abuela cumple, así, con su cometido: ser dueña del bebé por un rato y evocar, así, sus épocas de madre, luego del descanso que supone la adolescencia de sus hijas.

Un bebé cambia todo. Es un nuevo miembro al que todos quieren. Y si no pregúntenle a mi prima menor, su tía. Ella vive, y se desvive, por ese nene. Ella va a resistir cuanto pueda los pedidos y reclamos de los demás para que comparta a Joaquín. Ella no lo va a soltar tan fácilmente porque, exceptuando a sus padres, nadie lo esperó tanto como ella. Y es irónico y grotesco a la vez, el bebé hace sus más grandes berrinches cuando está en brazos de la dedicada tía, “su tía favorita” tal cual ella se autodefine, y, lejos de preocuparse por esto, ella acepta el desafío y redobla sus esfuerzos por calmarlo.

La tía que queda, la restante hermana, es quien menos alboroto hace pero tiene razones. Ella es su pediatra particular y tendrá oportunidad de demostrarle su cariño cuando el más la necesite. De todas formas es inevitable que acerque su rostro y converse con él como todos.

Aunque para mi suene raro, mis padres son tíos abuelos. Por un lado mi papá que encuentra su mayor debilidad en los niños, será porque es capaz de convertirse en uno más en cualquier momento y en el lugar menos pensado, desplegando un lenguaje que el mismo creo donde nadie entiende nada y los bebes parecen disfrutarlo de sobremanera. Obviamente este comportamiento no se ve reprimido ni mucho menos, por el contrario se potencia al máximo. Joaquín no se va a librar tan fácil de este tío, quizás ( y no porque sea mi papá) el más querido de todos los tíos por todos sus sobrinos. Si a mi viejo no le cuesta ganarse la confianza de los niños, Joaquín no es la excepción y se entrega dócil a todas las bufonadas que el tío dispara como si tuviera una ametralladora de cariño y diversión. No queda claro quien lo disfruta más de los dos.

Mi mamá es más mesurada. Se limita a cuidar que cada detalle se encuentre bajo control para comodidad del bebé, o a preguntar cositas acerca de su comportamiento, o a poner a todos en evidencia cuando hacen baba de su amor a Joaquín.

De todas formas ya hemos sorprendido a esta tía un par de veces cargando al bebé hablándole cuando se supuestamente “se dirigía al baño”. Y está más que claro, nadie se resiste al encantador Joaquín.

Mis otros dos tíos son tan jóvenes que no le queda bien la palabra abuelo detrás del mote de tío. Y eso no se lo perdono a Joaquín. Digamos que lo único que compartimos son los tíos (ya que su madre es mi tía, su madre y sus tías mis primas, y así sucesivamente). Pero los dos tenemos los mismos tíos, y él los hizo tíos abuelos.

Mi tío, hermano de mi papá y su abuela, es de aquellos que gusta mostrarse poco permeable, le gusta esconder ciertos sentimientos que se le notan a un millón de metros de distancia. Mi tío es un solterón, o si suena mejor un eterno adolescente. Pero, igual que mi padre no puede resistirse a un niño. Toda la vida a mi hermano y a mi nos han contado el cariño que nos ha tenido y, aunque nunca lo dudé, hoy lo puedo comprobar con mis propios ojos. Su rostro se torna, cuanto menos, gracioso por las muecas que le dedica y me resulta hasta increíble escuchar el tono de su voz y las incoherencias que de su boca salen. Hasta eso logra Joaquín.

Por su parte mi tía menor, su tía abuela, quien hace poco ha formado su propia familia (cosa que nos hizo enormemente felices a todos) y que hace poco perdió un embarazo, ama con locura a Joaquín, como nos ha amado y cuidado a todos sus sobrinos. Yo, confieso, sufrí mucho por la pérdida de su embarazo y temí que el nacimiento de Joaquín le afectara de alguna forma. Pero había, por un instante, olvidado como es ella y, como no podía ser de otra forma, ha recibido al niño como una especie de premio consuelo que es un regalo y una bendición de Dios. Y de a ratos lo toma prestado y se lo lleva aparte y le habla al oído, seguramente buscando y proponiéndole apodos como lo ha hecho con todos nosotros, y esperando que Joaquín elija, mientras tanto él ríe y se duerme, sumiso.

Por último mi hermano. Todos bromeamos acerca que la llegada de Joaquín lo ha desplazado de su condición de benjamín de la familia, puesto que ocupó durante casi 18 años. Todo esto redunda en chistes y bromas en los que se sostiene que sus celos no podrían estar más a flor de piel. Pero el no se achica ni mucho menos. Se atreve a cuestionar cada comentario y toda reacción que inspiré el “usurpador”, acusando a todos de magnificar lo que éste hace. Es evidente que sus celos lo carcomen. Sin embargo, todo esto no le impide refugiarse junto al cochecito y hablarle. Le habla de mil cosas, especialmente le advierte sobre lo que le espera cuando sea grande y nos conozca mejor. Esta es su pequeña venganza contra todos nosotros. Y Joaquín lo mira serio. Pareciera comprender que el que habla es el que más cerca está de su edad, como si con el no tuviera que actuar. Como si hubiera elegido a mi hermano para ser su cómplice futuro.

Y yo????? Yo me sorprendo de mi mismo. Cuando todo el mundo esperaba ansioso la llegada del retoño, yo me hacía el desentendido. De hecho lo conocí recién un mes después de su nacimiento.

Nunca podría haber imaginado que podía ser tan hermoso. Nunca había visto ojos tan perfectamente redondos, ni de un verde tan brillante. Nunca una nariz, ni unas orejas, ni un mentón fueron tan suaves a mis manos. Nunca un cuerpo me resultó tan liviano y mullido. Nunca pensé que sus manitos y piecitos pudiesen ser tan pequeñitos.

La primera vez que lo vi no lo quise tener en brazos. Yo estaba enyesado y me daba terror que se me pudiera caer por la torpeza de mis movimientos de entonces. Así que lo miraba alelado, a lo lejos, pero él estaba en su juego y no reparaba en mí.

Finalmente a alguien se le ocurrió que si yo me acostaba en el sofá lo podrían recostar sobre mi pecho, y así fue. No creo poder encontrar palabras para explicar la sensación que experimenté al tener semejante diminuta cosita humana recostada sobre mi cuerpo. Al escalofrío y la piel de gallina le siguió la inevitable sensación de ser gigante y, monstruosamente, fuerte. La fragilidad evidente del bebé me asustaba. No fue relajado el primer encuentro. Mientras tanto, él no parecía darse cuenta lo que yo sentía. Joaquín se limitó a bracear y patalear boca abajo sobre mi pecho como si quisiera nadar hasta mi rostro, buscando quién sabe qué. Lo cierto es que hundía su carita en mi pecho y gemía y lloriqueaba y yo tenía la sensación de que se ahogaba. Así que se lo entregué a la mamá.

Hoy fue el segundo encuentro y, ya sin yeso, me animé a cargarlo y pasearlo un ratito. Me lo llevé a un rinconcito donde nadie nos viera ni escuchara. Esperé a que me mirara y, mientras acariciaba los poquitos y rubiecitos pelitos de la cabeza, puse mi voz más infantil y comencé las presentaciones y, porque no, las incoherencias.

Después de todo, Joaquín, es el primer bebé que aparece en mi familia desde mi hermano, y es, aunque sea en segunda instancia, mi sobrino; y, también le ha traído un poco de luz a mi vida".


FIN.

Nota: Joaquín Andrés nació hace tres meses y es mi sobrino segundo (hijo de mi prima mayor). El relato se inspira en los dos primeros encuentros que tuve con el.

diciembre 22, 2011

El intruso de los sueños

Me escabullí en puntas de pies, mientras dormías, con mis pinceles y pese a que no se pintar dibujé un paisaje que parecía real. Nos sentamos, como nos sentamos muchas veces, un poco frente a frente, otro rato uno al lado del otro. No hacía frío y no hacía calor, no era como otras veces pero el cielo sí era azul, sin nubes.
Hablamos, mucho, como siempre, yo empecé y vos te animaste luego, yo callé satisfecho, disfrutando cada palabra que me trae algo nuevo, algo que nunca voy a olvidar, al menos en los próximos cinco minutos. Durante los próximos cinco años recordaré el sonido del pájaro que cantaba, el aroma del césped y el color del mar... y con qué mano peiné tu pelo.
Una mueca tuya, una sonrisa mía, un poco de sol en las mejillas, yo que vuelvo a reír, vos que mirás el horizonte, con la mirada extraviada en silencio, yo te vuelvo a observar, no doy crédito a mis ojos a veces, y pienso en las vueltas del destino.

Cuando de a poco el sol se retira, me doy cuenta que se corre la pintura con la que pinté este cuadro inolvidable, de a poco se borra el cielo y el verde del lugar... aparece el cielo oscuro y las estrellas, el canto de los pájaros se desvanece, ya no es de día en este lugar. Ni siquiera es ese lugar, ahora es solo una habitación a oscuras, en silencio y con el leve compás de tu respiración. Yo junto mis cosas y me voy, de nuevo en puntas de pies. Te dejo seguir durmiendo y abandono el sueño tuyo en el que me metí sin que te dieras cuenta.
Te dejé una nota debajo de la almohada, porque mañana no vas a recordar que soñaste conmigo.

diciembre 19, 2011

"Mitad" de ella

... se desovilla, rebelde, incontenible escaleras abajo
se escurre y se deja ovillar de nuevo en abrigo al corazón...

Ella es el temporal, que arrecia y da fresco al infierno
es el invierno crudo que congela mis impulsos,
ella es una carcajada que festeja mi alegría,
y que retumba en el tórax de mi infinita maldición.

Ella es terribles kilómetros y un desfasaje temporal
que es la burla de Dios, de uno, de dos, o de todo el Olimpo
qué se yo si no sé que es o algún dìa lo sabré, no sé
mientras tanto, enciende con sus ojos las estrellas...bella.

diciembre 18, 2011

Cabal

Háblame
tus palabras
curan fe de mí.

Ríete
tu sonrisa
quita luz de mí.

Aléjate
tu perdón
no es lo que perdí...

y entonces voy,
no sé si estoy
en mi cabal decisión
cuando me despiertes
partiré.

Calles van
obtusas cuando
saben que no volverán.

Entonces ves
la luz que está al final
del corredor
del que nunca volverás...

y entonces voy,
no sé si estoy
en mi cabal decisión
cuando me despiertes
partiré.


diciembre 16, 2011

Mitad de "Ella"

Ella, enciende con sus ojos las estrellas
y ellas dicen que no es cierto que haya muerto
el universo en que quedó inmerso el estertor.

Ella, se estira en la inmensa brisa y me avisa,
la frescura se torna oscura en una especie de locura
y se esconde adonde no existe un donde esconder.

Es un ovillo que...

diciembre 14, 2011

Poema para la, otrora blonda, beldad que pobló mi alma y mis sueños

Otra vez, tengo sueños siniestros
en los ojos un brillo funesto
y mientras más los sueño
más te pierdo...

y si abres los ojos
entonces, quizás me veas
bañado en sangre
en sal...

Una vez, fui un tanto seguro
de esos días quedan los oscuros
bellos dilemas
más que eso no puedo...

y si abres los ojos
entonces, quizás me veas
bañado en sangre
en sal...

Y al caer
¿qué hacer?
¿dónde ver?

Sin ayer
dónde estés
¿cómo estás?
¿dónde estás?

diciembre 12, 2011

Amor

Antes de perderme en lo que enloquecí,

dibujo las sombras de lo que llamabas... amor.

Antes del presente y lo que perdí,

escondo las hojas de lo que pintamos... amor.


No existen más penas,

sólo las buenas,

y un toque de emoción...

No esperes palabras,

mi boca no habla,

presa del dolor...

No sigas con esto,

ya no me presto,

al régimen de tu voz.


Antes de herirte, me escaparé

no puedo atacarte, tan solo brindarte, amor.

Antes de morirme, y desaparecer

robo tus gotas, tus últimas gotas... de amor.

No existen más penas...

diciembre 11, 2011

Inconcluso

Cuando al día le quedan pocas horas para llegar a su fin, siempre sabemos que así será y que nada impedirá que termine y enseguida arranque otro. Pasa con los días, con los años, con todo lo que al tiempo se refiera (el tiempo, mi monotemático amigo). No pasa con la vida, la vida puede terminarse en cualquier momento y no se inicia una nueva (será así hasta que alguien demuestre lo contrario). La vida puede quedar inconclusa. La vida puede terminar y quedar inconclusa, pero también puede ser así mientras no termine. Sería difícil concluir con la vida sin dejarla inconclusa, siempre hay algo más que querríamos hacer o decir o vivir.

Vale la pena vivir para no dejar las cosas inconclusas, intentar no perderse de nada, de nadie. Intentar de nuevo, esforzarse, proponer, esperanzarse, creer, apostar, escribirlo y decirlo. Sentirlo y hacerlo. Admitir la tristeza y asumir la felicidad. Cosas que no quedan nunca inconclusas. Como decir te quiero, y luego arrepentirse de decirlo, de ese error uno de los mejores, que podemos cometer. Y no dejarlo inconcluso. Nunca.

diciembre 07, 2011

El cuadro

Colgué el cuadro en la pared, blanco sobre blanco, mal que mal. Lo puse encima del sillón, el mismo y me senté debajo a mirar. Mirar y pensar, pensar y mirar. Pensar y recordar, recordar y pensar.

Encontré que de alguna manera pese al paso y el peso de los años encuentro el hueco para zambullirme en tus brazos y encontrar tu boca. Definitivamente lo logro, algo sabré hacer, algo será.

Recuerdo un abrazo de hace 9 años y uno de hace 9 semanas, ambos detuvieron el minutero en mi reloj, o lo convirtieron en un segundero, deteniendo el tiempo, enmudeciendo todo alrededor, como esas imágenes en las películas que pasan en cámara lenta. De todas formas, con los ojos cerrados haciendo eso que sé hacer pero no deshacer: sentir.

En esas oportunidades dirijo toda mi atención a los sentidos: huelo tu perfume que hace que me pregunte si flota en el aire o si de tus poros fluye directo a mi nariz, siento en mi tacto tu temperatura, tu suavidad, tu inolvidable piel a lunares, tu enmarañado pelo -el que nunca secas a tiempo- y tus manos que a veces acarician, letales. Oigo tu respiración que es el más intenso de tus sonidos y a veces suspira tu voz, a veces, rendida al momento. Vuelve el perfume en sabor, sabor de tus labios o de tu piel, también, o de tu pelo cuando se rebela, indomable. El sabor, el aroma y el sonido perdurarán por siempre, el tacto deberá apelar a la memoria. Los ojos están cerrados, porque así se sueña... con los ojos cerrados. Y en ese estado aparecen las imágenes que son millones, y que serán inmensas.

A todo esto le llamo sentir. Pensar y sentir, sentir y pensar, pensar y mirar, mirar y pensar, mirar debajo de un cuadro que puse encima del mismo sillón, mal que mal, blanco sobre blanco. En la pared, colgué un cuadro. El cuadro.

Ese cuadro tiene una leyenda en la parte de atrás, escrita en lápiz que dice:

"Habitualmente no hablo mucho, solo ante lo que me hace feliz."