febrero 15, 2012

Extenso

Mientras oía las palabras llegar a través de ese tubo, luego de ese cable ensortijado y con la mirada fija en la pared que tiene un reloj y un estante y libros en el estante y hojas en los libros y palabras en las hojas, y números también, se preguntaba si era posible que ese discurso durara menos, si se podría resumir, si podría caber la posibilidad de que fueran sintéticos, concisos, exactos, menos charlatanes. Que notaran que cuando no hay nada más que decir, cuando ya se ha dicho todo, cuando se agotó la charla es hora de despedirse y cortar.

Mientras pensaba todo eso mirando la otra pared, la que no tiene un reloj ni un estante ni libros con hojas, palabras y números, recordó que a veces cuando charla no es sintético, ni conciso, ni exacto, más bien un charlatán.

Y se odió, por ser extenso a veces. Extenso, a veces.

1 comentario:

no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo