febrero 24, 2012

Cruzar

Las ruedas ruedan siempre (o casi) en el mismo sentido sobre la misma firmeza del asfalto. Los arribos a veces no son parecidos y en esa diferencia hubo algo de fresco, grata sorpresa no sentir calor ni frío (también, tampoco). Pero a cambio de ese favor hubo espera, como nunca antes, espera corta la verdad, cambió el medio pero era la misma calle, esa que es la continuidad y esa que a veces lleva al fin de las cosas. La calle con mucha gente, con mucho tránsito, la calle "con mucho".

A veces cuando cambian un poco los destinos parecen ser distintas algunas cosas pero yo esas luces las vi antes, con esos colores con esos calores (de intensidad variable), me he sentado en esos bancos y he mirado a cada lado en esa calle de teatros infinitos, de personas/hormigas.

Ya he cruzado antes esa calle de un único intento, de un solo tirón pero nunca la había cruzado seis veces en una misma noche o diez en un día o treinta en una semana. Tampoco nunca había sido el guía, pero tengo facilidad para aprender. Aprendo todo cuanto quiero, y esas cosas que conozco las quiero. Por supuesto.

No se parece pero está ahí, en esa avenida interminable, la del intento, la esquina donde jugaba a detener el tiempo y a dejarme vencer por los semáforos para poder mirar en donde siempre hay que mirar, en donde siempre está la certeza y en donde habita la respuesta.

Pero nunca me había sentado ahí donde me senté, donde me relajé, donde descansé del viaje, donde me predispuse a esperar una semana diferente, la primera tal vez en mucho tiempo y la primera de una serie, y la primera de esta nueva vida... y entonces me relajé, me sentí plenamente tranquilo y en ese instante me llegó algo... que no esperaba, que deseaba, que trae felicidad... que no tiene por qué ser necesario, o si... pero que sin lugar a dudas es lo que más me lleva a cruzar la calles...

febrero 20, 2012

Nada de nada

Tengo un pez espada
que no nada,
no hace nada
y me mira desde la pecera
que es de cera, y espera
que haga algo
y el es un vago
que no hace nada,
ni siquiera nada.

Nada de nada.

Su nariz es un cuchillo
pero no tiene filo
es un pez desafilado
de lado a lado
y no hace nada
no sirve de nada
ni siquiera nada.

Nada de nada.


febrero 18, 2012

Amanecer

Entre la espada y la pared
la sed
es como un reflujo,
un embrujo de la fe.

Es un instante de compulsión
canción que
despierta entre las cuerdas
y muerde a quien recuerda.

Y la avalancha te cubre
te ciegan las piedras
que caen del cielo
granizo de inspiración...

Y es que las nubes
se han ido borrando
y está saliendo el sol,
brillando en tu corazón.

febrero 17, 2012

La caída de la arena en el reloj de arena

La caída de la arena en el reloj
está llegando a su fin
lo miro fijamente pero sé
que en cualquier momento
hay que voltearlo

Al mirarlo fijamente
no miro alrededor
me ocupa ese reloj de arena
está en esa misma posición
hace ya mucho.

Y yo también.

febrero 15, 2012

De insomnios y transiciones

Esperaba despertar y descubrir que había soñado que no había podido dormir, que había visto todo los minutos de la noche irse mientras no podía cerrar los ojos. Que ninguno de los sonidos de la calle habían pasado inadvertidos para mis oídos, que tuve calor y luego apagué el ventilador para prenderlo de nuevo más tarde, y así sucesivamente.

Ojalá no hubiera sido así, pero todo el tiempo sabía que no dormía y que en poco tiempo tendría que levantarme y sería un espectro una vez más, por tercer semana consecutiva también un martes. Ya amaneció, lo sé por los pájaros y ese rayo de sol... tengo solo un ojo abierto y espero que el despertador suene, maldito.

Cuando finalmente me incorporo, está el sueño esperando al costado de mi cama, de pie. Paso por su lado sin verlo pero él, implacable, me envuelve con sus brazos y ahora sí podría dormir sin problemas.

Este maldito insomnio de los martes de Febrero y todas estas cosas en mi cabeza, todos estos días por venir, tan esperados pero tan distintos. Esas imprevistas diferencias de mierda que no me dejan dormir. Esta transición.

Extenso

Mientras oía las palabras llegar a través de ese tubo, luego de ese cable ensortijado y con la mirada fija en la pared que tiene un reloj y un estante y libros en el estante y hojas en los libros y palabras en las hojas, y números también, se preguntaba si era posible que ese discurso durara menos, si se podría resumir, si podría caber la posibilidad de que fueran sintéticos, concisos, exactos, menos charlatanes. Que notaran que cuando no hay nada más que decir, cuando ya se ha dicho todo, cuando se agotó la charla es hora de despedirse y cortar.

Mientras pensaba todo eso mirando la otra pared, la que no tiene un reloj ni un estante ni libros con hojas, palabras y números, recordó que a veces cuando charla no es sintético, ni conciso, ni exacto, más bien un charlatán.

Y se odió, por ser extenso a veces. Extenso, a veces.

febrero 09, 2012

Birth

Si en las azarosas noches de antes cubríamos el espacio y tiempo con frases derrotistas, trasnochadas o incoherentes, yo siempre sentía que había algo más allá, adelante, que te esperaba y vos dudabas de vos misma, yo siempre te lo aseguré, creo que vos no me creías y seguro que no lo recuerdes, más a mi favor.
Tu vista no veía esto que yo ya avistaba en mis visiones futurológicas y que resumía en "te esperan cosas buenas" o frases así de inocentes, burladas por vos, burlona, eterna.
En esas noches de traspaso literario y de mutua admiración, me hago parte de mi parte y de la tuya por si acaso, yo confiaba no solo por confiar sino porque realmente lo creía, lo avistaba, lo sentía, cosas buenas venían por vos, o vos ibas hacia ellas.
Tuve que esperar bastante, quizás era necesario que las cosas se agitaran un poco en mi café, que el azúcar se diluyera o se escapara por el fondo del pocillo, para poder levantar la vista de mi mesa, y mirar más allá y verte feliz, disimulándolo pero feliz, al fin.
Si, estás feliz, y yo feliz con la noticia que inunda tus días de felicidad, futura mamá. Merecida, feliz, futura, mamá.

febrero 08, 2012

Peras sangrando...

No he tomado la muerte, nunca más allá que como un hecho que pasa, que nos traspasa, que nos hace llorar y que la tristeza envuelve pero que abandona con el tiempo, dejando los recuerdos con sus sinsabores y con todo lo demás también.
Cada cual tiene su forma de enfrentarlo y yo he soñado, he soñado para disipar el dolor de la pérdida. He soñado y me he sentido aliviado, liberado. He soñado con palabras que se pronuncian desde el más allá y hasta abrazos que se sienten del más acá.
He encontrado refugio en una canción que escribí y en otras que no, pero que escuché hasta el cansancio reteniendo sus letras y sacando algo así como una idea central, frase central, principal que no tiene por qué ser el estribillo, pero que cantaré hasta el fin del dolor o del recuerdo apesadumbrado. No le doy a la muerte mayor trascendencia, solo cuando alguien necesita ser acompañado. En la muerte me gusta estar solo, digerirlo, asumirlo, enfrentarlo y sobre todo dejarlo atrás, atrás de los bellos recuerdos y del gran legado.
Hay muertes que nos involucran, nos son cercanas y cada tanto se muere alguien que no es de los nuestros pero nos es familiar y que nos deja cosas que nunca morirán, ni siquiera con nosotros, aún si acaso no brillara el sol.

1950-2012

febrero 06, 2012

Payana

Miré en el suelo con cuántas piedras (piezas) contaba y eran 5, de distinto tamaño, forma y color.
Unas basales (fundamentales), preciosas y no, livianas y pesadas.
Pasé un buen rato acomodándolas, poniendo unas sobre otras, apilándolas y empujándolas para que se cayeran, buscando la mejor forma de combinarlas, a esas piedras...
Las choqué a ver si hacían chispa, si prendían fuego, llama. Las usé para escribir en el suelo y en la pared, pero así arruinaba otras cosas.
Un tanto desconcertado solté todas menos una... miré el cielo, y en ese momento a la piedra que tenía en la mano, la arrojé lo más alto posible. Tan alto la arrojé que la perdí de vista y mientras esa piedra seguía su trayecto, me dediqué a resolver el destino de las otras. Una por una las fui ubicando, acomodando, resolviendo, hasta que quedó solo una: la más preciosa, la más liviana, la más querida, la fundamental (basal) y cuando finalmente estaba cerca de culminar mi labor con esa piedra, la que había arrojado cayó sobre mi, haciendo que la última piedra cayera de mi mano, en una especie de maldita payana, inoportuna.

febrero 04, 2012

Los espejos

Invierten el sentido de mis muecas, demostrando mi mirada insostenible, acuciante, penetrante. Ponen ojos en mi nuca revelando aquello a lo que doy la espalda. Me rodean y su contorno es infinito pero posible. Me dan vuelta confundiendo mis movimientos al querer alcanzar algo detrás mío sin voltear. Me devuelven una imagen diferente, les echo luz y la reflejan. Les doy la diestra y me muestran la siniestra. Les guiño un ojo y es el otro.

Pierdo la paciencia con ellos. No me ayudan. Estoy dentro y no puedo salir. No puedo romperlos, supersticioso. No puedo engañarlos, maliciosos. Son cierta creación del destino, insoslayables. Nos han hecho creer que son necesarios. Y les creímos.

Finalmente se me ocurre una idea y cierro los ojos. Así, finalmente, logro vencer a los espejos.