el sol infinito del desierto
perderse a lo lejos
pero nunca se impacienta
su destino de piedra perenne
sostiene su infortunio...
Ella sabe
nunca debes decir nunca
y nunca debes decir siempre,
en el desierto.
Sucede que a veces perturba tus sentidos, dejándote inmerso en la marea y los recuerdos, imágenes que lo explican sin revelar su secreto, el halo oculto de su forma, la gris verdad de su misión.
Sucede que a veces te captura y congela tu garganta, se apodera de tus poderes y ya no lograrás vencerlo. Muchas veces lo provocas, otras tantas lo disfrutas y hay momentos en que se presenta inevitablemente opuesto a tus deseos.
Es la virtud de los que piensan, el defecto de los que temen, la tortura de los que esperan, el sabor de los que se aman, la verdad en el que muere, lo imposible en el que nace, el deseo de quienes sufren, la maldición de los que escuchan y el arma predilecta de los que observan.
Cierta cosa sin sonido, una de las formas del misterio, el eco que traen los suspiros, es el hielo, es el ave en pleno vuelo, es algo que se enciende y se apaga en los besos.
Es todo eso, es el silencio.
Si te digo que hoy no hay cielo
que algo extraño sucedió
que las nubes son de otro color
pero que sólo es por hoy.
Si pudiéramos volver
por un rato a la niñez
un instante al ayer
sin dudarlo... volvería.
Si me escuchas que te hablo,
que te canto, que te llamo
siempre miras.
Si me observas afligido
divagante, extraño, distraído
siempre hablas.
Cuando sabes que me muero,
que me encierro, que te espero
siempre vienes.
Cuando digo que te quiero, que te debo,
que haría lo que sea que me pidas
es verdad.
Si supiera que te enojas, que te ofendes
por palabras que salieron de mi boca
no podría ni mirarte.
Si tuviera la certeza
que la vida nos espera
con jardines y colores
descansaría en paz.
Si dudara que en el mundo
hay millones de razones
que te acercan ilusiones
no sabría que hacer.
Cuando digo que te quiero, que te debo,
que haría lo que sea que me pidas
es verdad.